La rehabilitación integral de la antigua Facultad de Ciencias para su uso como Escuela de Ingenierías Industriales en la Sede Mergelina, es una actuación más en el complejo que forma el Campus, en el que cada intervención crece como investigación científica en sostenibilidad. Además de adaptar las instalaciones a usos cambiantes (laboratorios, servicios comunes de biblioteca, aulas de informática, aulas de dibujo etc.) se actualiza la seguridad estructural, protección contra incendios, evacuación, accesibilidad universal y se ha aprovechado la experiencia adquirida anteriormente en materia energética y de sostenibilidad: en esta ocasión se ha puesto énfasis en circularidad y descarbonización.
Se optó por la renovación circular y la reutilización adaptativa lo que permite, además, el avance de la Universidad de Valladolid en su objetivo de neutralidad climática para 2030, en consonancia con la «ola de renovación» de la UE, y alineándose con la Taxonomía Europea de finanzas sostenibles, superándose ampliamente sus expectativas en los objetivos de Mitigación del cambio climático, Uso sostenible y protección de los recursos hídricos y marinos, Circularidad y Biodiversidad y respetándose los de adaptación al cambio climático y Contaminación.
En circularidad a escala urbana, cultural y de biodiversidad, se mantiene la manzana urbana completa en forma, contenido y en la imagen que mantuvo a lo largo de generaciones y que tan importante ha sido para la ciudad, incluido el mural existente en el edificio como elemento representativo, pieza única de arte aplicado, que se conserva para su colocación futura. Se mejora el hábitat natural y biotopos, se aumentan la vegetación, la superficie horizontal permeable y el factor de espacio verde (cercano al 80%), manteniéndose o restituyéndose el arbolado natural, el diseño original de jardines exteriores e interiores y realizándose cubierta verde. Esto se coordina con la movilidad sostenible, el circuito universitario de bicis de préstamo, favorecer el uso del coche eléctrico y otros sistemas.
Se ha manteniendo la estructura existente del edificio lo que, si bien presentaba un diseño bioclimático poco apto para su eficiencia energética (desarrollo lineal y orientación predominante suroeste; alta relación de superficie de fachada/superficie útil frente a un desarrollo compacto; fachadas y huecos idénticos en todas las orientaciones; alturas limitadas para la integración de los sistemas de ventilación mecánica, etc.) permite el aprovechamiento del CO2 incorporado en sus materiales y la eliminación de operaciones muy consumidoras de carbono embebido y operativo, como demolición, trasporte a vertedero, y uso de nuevos materiales. Reutilizar y modernizar un edificio obsoleto existente, para cumplir con los estándares de sostenibilidad más altos, ahorra recursos materiales, reduce la huella ambiental y favorece entrono más saludables y eficientes.
La introducción de elementos de diseño bioclimático y garantías de confort para los usuarios (mejoras de Iluminación natural, control de soleamiento mediante parasoles y pantallas horizontales exteriores de control de deslumbramiento en los huecos, pinturas e iluminación interior etc.,), han contado, además de tecnología actualizada, con la experiencia y opinión de los diferentes agentes de la construcción, especialmente usuarios, mediante reuniones (claustro de profesores y personal, etc.) para asegurar el buen funcionamiento del todo el Campus.
De la estructura original del edificio, de 1968, se ha conservado en peso el 95 % de los elementos estructurales de pilares y vigas metálicos, los forjados incluido el pavimento, la fachada, escaleras y barandillas, encajando sus proporciones y modulación en la nueva distribución del edifico actualizado. En una primera fase se realizó la mejora de la envolvente, colocando aislamiento y trasdosado exterior en cerramientos, nuevas carpinterías, nueva impermeabilización y aislamiento de cubiertas, realizando cubierta vegetal. La gestión de obra, ya experimentada en el mismo Campus (edificio IndUVA, anteriormente premiado y certificado) ha incluido Planes de gestión ambiental, de Prevención de la contaminación y Plan de Control de Calidad por parte de los diferentes agentes de la construcción. Se ha realizado un ACV de los materiales empleados en la rehabilitación, seleccionados en su uso de recursos, capacidad de desmontaje, de ser reciclados, de su procedencia natural, sin formaldehidos añadidos o sin compuestos orgánicos volátiles (COV), con declaraciones ambientales o con control de subproductos que no supere las emisiones de GEI y CO2 incorporado, y cumpla normas técnicas, de acuerdo con Norma ISO 20887:2020 y otras. De forma resumida, la calificación PLATINUM de la certificación LEED BD+C:NC, que es la de mayor alcance al abordar el edificio completo, obtenida en octubre de 2023, asegura el cumplimiento de estas normativas y controles en materia de selección de materiales sostenibles. Especialmente altos en esta certificación han sido los resultados obtenidos en aspectos relacionados con prioridades regionales, como optimizar el rendimiento energético y la gestión del agua (jardinería eficiente, reducción del consumo y tecnologías específicas innovadoras para reutilización de aguas residuales.